PRELIMINAR.

No sé de cuando viene mi afición por la caza pero, creo que desde que nací. Siempre lo he llevado en la sangre; desde mi abuelo al menos que yo haya conocido, aunque ya vendrá de más atras. Recuerdo mi primera arma, el tirachinas, mas conocido en mi pueblo como "tiragüeso", no era muy efectivo pero, hacía la vida imposible a cada gorrioncillo que se cruzaba en mi camino. Antes de eso tambien estaba la famosa gomita, con la cual espachurraba esa lagartija al lado de cada farola. Luego llegó la famosa escopeta de aire comprimido (la de plomos) que ya hacía más daño.

Pero cuando agarré con mis propias manos una verdadera arma de fuego... fué con 9 años; como recuerdo aquella escopeta...cañones paralelos, calibre 16 y unos perrillos que, para montarla me tenía que montar yo encima de ella, (que duros estaban) o yo no tendría suficiente fuerza.

No se me olvidará mi primer lance; un conejo en espera, con la escopeta de mi padre si, pero con el a mi lado derecho y con su mano diestra en el pasamanos del "trabuco" (mi brazo no llegaba allí, estaba muy largo) y su mano izquierda en mi espalda, para cuando disparara no me fuera "a tomar por culo" al arroyo que tenía detras. Sólo tuve que apuntar y disparar... y lo maté ¡que gran experiencia!

¿ Sería esa escopeta para mí...?

Pues no, para mí sería la de mi abuelo, tambien del 16 pero con un sólo cañon y pesa menos, dijo mi padre.

- Vale, dije yo.

Gran desilusión la mía, cuando vi aparecer a mi padre con esa escopeta que tambien llevaba el jodio perrillo. Pero bueno, habría que aguantarse con lo que había.

¡Que bien! ahora podría ir con mi padre al puesto del Perdigón. Pero sólo fuí dos o tres veces porque, como no me estaba quieto...

Una pena, no poder haber disfrutado con mi padre la gran afición que tenía con el Perdigón, (ya que fallecería dos años despues) y haber aprendido algo de lo mucho que sabía...

Tengo el placer de publicar en este blog algunos escritos y manuscritos que él poseía, así como un diario de caza que publicaré más tarde, por si a alguien le sirve de alguna ayuda o por simple curiosidad.
Ovidio.

Con tan sólo 10 años, ya me llamaba la atención la cetrería. Este ejemplar de Ratonero Común, fue criado por mi tras haberse caído del nido en un alcornoque y acudiendo siempre (ya siendo adulto) a la voz de "Careto,Careto,Careto" a que le diera alguna golosina, hasta que llegó el día que dejó de obedecer encontrándomelo muerto de un disparo de escopeta; presuntamente por un cazador desaprensivo e inconsciente de lo que acababa de hacer. 
¡Eran otros tiempos, muy distintos a los de hoy!